(Barón lunar que ni trenes pudo coger
en hermosas estaciones)
en hermosas estaciones)
Hermoso y amarillo atardecer de otoño.
Ahí te quedas:
Tras el sucio vidrio de esta ventana.
De aquí partes; pero aquí no entras,
ni yo salgo.
Don de rejas para mí y a ti te refleja,
echa despide
y a mí abruma tras los folios y la luz eléctrica.
Folios soberbios que quizá se piensan tus dignos sustitutos
y es fastidio de sí lástima de lo que apresan
que en tu amarillo debiera bañarse,
reconocerse....
y no en esta mesa
tras el sucio vidrio de esta ventana.
Partir hacia tu luz
y perderse en tu ocaso definitivamente.
No existir desde ahora que sería
como ya existir siempre.
Pero mucho me temo que no tomaré tu tren
y perderé también esta ocasión dorada
por mi maldita condición lunar.
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