martes, 11 de mayo de 2010

Piedra de tropiezo II

113

(Barón lunar jardinero
condenado a picar piedra
y además a tropezárselas)


Mi pequeño rosal dio cuatro rosas.
Yo quise llevártelas
cuando abrieron sus párpados fugaces.
Pero esta es la hora
en que muertas están hace ya tiempo
y mis manos atadas igualmente
para decirte “Tuya”, “Tuyas”.

Pues ni las rosas azules de mis labios
Amor
Amor mío
ofreciéndose,
ni las de mi jardín, rojas de sangre
ahora cenizas,
vivirán más que esta piedra con la que me desnucaron,
piedra estrangula-rosas en sus raíces.

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