jueves, 18 de marzo de 2010

Saga del Barón lunar

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Barón lunar

Hubo una vez Barón lunar
al que jamás justicia se le hizo
escribiendo con v –ya lo he dicho-
su nombre singular.
Y harto ya de estar
en cara que llamaban femenina,
decidió emigrar a otro planeta
desde Cabo Kennedi,
¿dónde otra estación para lo mismo?,
cañaveral de cohetes;
¿y dónde más asequible que a la luna?
¿para cuál otro, billetes?

Así pasando a ser en el satélite
o habitante parásito
de la otra cara,
cara ya no oculta,
pudo escribir su nombre como era
y jamás le dejaron.
Mas ¡Sus dineros costaron esos papeles!
Su dinero le costó;
y sus bochornos.
Resistidos de lo mejor
por masoquismo psíquico
a toda prueba
aprendido a la fuerza
a lo largo de años.

Ya es su nombre como fuera:
Varón.
Pues las cirugías más o menos fisiológicas
de algo tienen que vivir.....
Como las psiquiatrías
y cuantos cafres profesionales pagados
por las sociedades indecentes
para hacer su buen negocio
con los problemas de la gente,
ya innatos, ya inducidos.
¿Y por qué comparo psiquiatría con cirugía?
¡Jesús!
¡Jesús!, que después de estornudo es fórmula,
¿acaso no está claro?
Nuestras vidas en manos de unos carniceros
del alma o el cuerpo.....
y sólo por unos papeles.
Someter el alma, el cuerpo, a bisturíes asesinos
¡que nos convierten en tarados sin serlo!
Pero en manos de esos instrumentos criminales
y las manos que los esgrimen, bastante más,
está el poder de todo juicio,
todo dictamen al respecto
de que puedan o no tolerar tu vida los matones
o sea el resto de la sociedad.

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