¡Némesis Victoriosa! ¡Némesis!

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¡Hija de la Noche o del Océano
Único Sol en el silencio del Espíritu
Único Mar en su desierto,
Tú, su única valedora, Escucha!:
No hay orden Némesis.
Ellos han roto el equilibrio.
El exceso de su protervia
salpica lo más Alto lo más Bello.
Que el rayo blanco de tu venganza cruce,
como Hijo del Hombre en Parusía vuelto,
rasgue la atmósfera de parte a parte.
No duermas como los otros dioses.
Tú eres en quien aguarda
tanta víctima que clama
por la palabra muerta
por el alma.
Tal vez el exceso de su orgía, es mucha,
su turbia felicidad, vómito pútrido,
tape, velo infranqueable,
el profundo dolor de los lamentos.
Estamos enterrados
y ellos, nuestros verdugos, gozan
al aire danzando su impudicia
pisando aplastando nuestros huesos.
Mas ¡Oh Tú
Hija de Erebo, Némesis, Escucha!