Juegarden –Jardín de jueces-

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(otra versión de “Lo quisiera dedicar ¿Puedo?”)

Lo quisiera dedicar ¿Puedo?

A
C F
E S
J C
M M
G F
P S

Lo mismo que lo sé yo -¿?-
ya sabrán ell@s quiénes son -¿?-
....Que no me estarán leyendo.

Incultura
La incultura es ignorar
del verbo desconociendo
no del otro: no-aprendiendo.
La incultura es ignorar.

Como no quiero pecar de oscura con mis leyentes,
la mejor gente que exista,
voy a manifestar una de las personalidades
ocultas bajo las siglas.
Pues es bastante desconsiderado
para con su público, al que se deben,
el disfraz en los célebres.
Lo quito:
Jesu-Cristo.

Y ya que lo que no persigo es pecar,
me es imposible hacer otro tanto
con el resto de siglas caretas
sin cometer ferina indiscreción.

Mas dado que lo que más me agrada es jugar,
síndrome de infantilismo
que Dios me conserve hasta la vejez,
les propongo uno de palabras.
Juego, lo más pintado en un libro:
Juegarden
-Jardín de jueces-
al que dedico mis flores:
Concepción Funesta o Fúnebre
Encarna Satanás,
J.C. el mencionado
Muerto Matando
Mercedes que nos dio
Gloria Funesta o Fúnebre
para ídem concepción
Paz Sociata
o trampa de socialismo
¡Eso habéis hecho de Cristo!
.... No yo

Ahí se esconden los poetas,
¿mis colegas?,
en esas siglas caretas,
los poetas consagrados
o los que aspiran a esa consagración
y no precisamente de la primavera.
Ahí se esconden los amores,
esos amores frustrados,
porque amar a un fracasado,
quiero decir, fracasada,
¿quién podrá?
Les comento una verdad
y que quede para lo siglos
aquí dicha entre nosotros:
Si a todos ustedes,
machos sobre todo,
les quitan el pan diario
y la honra de cada día
igualmente se verían
sin amor correspondido,
ese amor correspondido que es la vida,
o al menos eso quiere remedar.
Amor, como bien se ve,
nada tiene de interés
en sociedades tan libres.

Mierda de amor,
el de ustedes;
y mierda de cuanto existe.
¿Que la mierda es para mí?
¿Es que acaso lo dudé
ya desde la dedicatoria?


(Y ahora, a 2010, hasta este colofón,
segunda versión de “Lo quisiera dedicar”
Genio y figura desde mis veinte años
hasta que me metan, ¿a los sesenta?,
a patadas en esa sepultura
que abierta bajo mis pies
desde mi primera adolescencia
y tanto empujándome a ella...
todavía no aciertan,
si son malos hasta marginando)