Soneto-reo

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22 de febrero de 1971

Esta epístola 1º y ahora soneto reo de delito, tanto por su libertad literaria como de palabra, les entrego por si necesitan pruebas de más axiológica consistencia para pasar mi cárcel de domiciliaria a pública, a institución penitenciaria o, menos comprometido, para ustedes, alienatorio.

(Y así, con esas palabras preliminares, lo mandé al concurso literario en cuestión. Juro que estaba demandando realmente en serio lo que ahí se dice. Estaba muy hasta el coño de ser una mierda pisoteada en mi propio domicilio, la pobre loca a la que hay que dejar con sus manías, qué cruz nos cayó, y a la que puede su hermano masculino patear de palabra y obra a placer sádico u odio, aunque los pobrecitos padres trataban de impedirlo. Qué poquito se habló y se habla de este maltrato domiciliario a la mujer efectuado por miembros de su familia y no por el hijo de perra que esa misma mujer ya por su cuenta y riesgo eligiera para darse a él en sexo y... ese algo que no importa y es llamado alma)

Soneto-reo

(Dedicado a Vos
con todo el Amor
que me caracteriza)

Nuestros dos cuerpos con pechos
abrazándose
completándose
contemplándose
Nuestros dos cuerpos sin pene *
estrechándose
uniéndose
Nuestros dos cuerpos en un mismo lecho
desnudos

¡Esto es Amor!
Lo sabe Dios
¡Lo juro!
Aunque digan que jurar es de marineros
y no de señoritas que llevan la razón.

* pena, el pene de arriba es errata por “a”
“Sin pena o con gloria”, quiere decir el verso,
que nada tiene de neutro, “e”, ni mucho menos.

Les remito a lo que ahora escribiré en “Solo veo rosas (“Divina” tragedia homosexual de tu vida)”